Hoy decidí contactarme con viejos amigos, con aquellos con los que he perdido el contacto, y me di cuenta del buen significado de esa frase: “perder el contacto”, sentía que tenia miles de cosas que hablar con un viejo amigo, pero descubrí que fuera del: ¿Cómo has estado? ¿Qué hay de nuevo? ¿Cómo te va en el trabajo, los estudios, la familia?, no hay más, y es que en verdad se ha perdido el contacto, o no les ha pasado que van por la calle y se consiguen a un viejo amigo y se alegran mucho de verlo, recuerdan en un instante todas esas cosas que hicieron, pero luego de 5 minutos de charla, se ha perdido lo demás, por supuesto no es imposible recuperarlo pero es que se han dejado de compartir esos pequeños y hasta tontos detalles que son los que a mi parecer muchas veces mantienen viva la flama de un compinche, por supuesto a la hora de necesitar a ese viejo amigo se sabe que estará allí, y viceversa…entonces llegue a la conclusión de que los pequeños y tontos detalles así como: “hoy me corte el cabello y me encontré a un tipo de los más particular bla bla bla…” son los que verdaderamente mantienen al compinche.
La Leyenda del colibrí de Gastón Figueira (Uruguayo) Flor – una hermosa india de grandes ojos negros – amaba a un joven indio llamado Agil. Éste pertenecía a una tribu enemiga y, por tanto, sólo podían verse a escondidas. Al atardecer, cuando el sol en el horizonte arde como una inmensa ascua, los dos novios se reunían en un pequeño bosque, junto a un arroyo juguetón, que ponía un reflejo plateado en la penumbra verde. Los dos jóvenes podían verse sólo unos minutos, pues de lo contrario despertarían las sospechas de la tribu de Flor. Una amiga de ésta – una amiga fea, odiosa – descubrió un día el secreto de la joven y se apresuró a comunicárselo al jefe de la tribu. Y Flor no pudo ver más a Agil. La Luna, que conocía la pena del indio enamorado, le dijo una noche: - Ayer vi a Flor que lloraba amargamente, pues la quieren hacer casar con un indio de su tribu. Desesperada pedía a Tupá que le quitara la vida, que hiciera cualquier cosa con tal de librarla de aquella boda terrible. Tupá oy...
Comentarios
A veces abandonamos un poco a los amigos, ya que damos por sentado que siempre están allí. Lo bueno es que todos entendemos eso en algún modo y no nos preocupamos tanto. Saludos.