Bajó la lluvia del cielo, no un torrente celestial como quise, bajaron mis lagrimas, el cielo se apiado de mí al ver que no podían salir mas de mis ojos, fue un llanto hermoso y triste como se encontraba mi alma, mojo todo cuanto toco. Dios me dio las lagrimas más hermosas del mundo, llovió como llovía en mí. y quise estar sola con mi lluvia, sola con mi llanto, pero la gente pasaba, corrían para no mojarse, una niña se empapó y se sintió triste como yo, la contagie de mi melancolía, quiso escapar de mi llanto bajo un paraguas, pero su alma ya estaba oscura, y voló, voló conmigo, volamos la niña y yo, empapadas de llanto del cielo, inundadas de tristeza, soltamos el pesar y nos unimos al árbol, al monte, a los pájaros, a las ranas, al rió, a la noche y a la oscuridad de nosotras, nos abrazo el frío y despojamos de todo bien, de todo mal, solo éramos nosotras... hasta que caímos, como cayo la ultima gota, la mas bella gota.
La Leyenda del colibrí de Gastón Figueira (Uruguayo) Flor – una hermosa india de grandes ojos negros – amaba a un joven indio llamado Agil. Éste pertenecía a una tribu enemiga y, por tanto, sólo podían verse a escondidas. Al atardecer, cuando el sol en el horizonte arde como una inmensa ascua, los dos novios se reunían en un pequeño bosque, junto a un arroyo juguetón, que ponía un reflejo plateado en la penumbra verde. Los dos jóvenes podían verse sólo unos minutos, pues de lo contrario despertarían las sospechas de la tribu de Flor. Una amiga de ésta – una amiga fea, odiosa – descubrió un día el secreto de la joven y se apresuró a comunicárselo al jefe de la tribu. Y Flor no pudo ver más a Agil. La Luna, que conocía la pena del indio enamorado, le dijo una noche: - Ayer vi a Flor que lloraba amargamente, pues la quieren hacer casar con un indio de su tribu. Desesperada pedía a Tupá que le quitara la vida, que hiciera cualquier cosa con tal de librarla de aquella boda terrible. Tupá oy...
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Adoptado.
aitor11