Me salvo su mirada,
tenue y triste,
que brillaba como la luna
en el reflejo del agua transparente.
tenue y triste,
que brillaba como la luna
en el reflejo del agua transparente.
Otra noche con Malena
La vi de nuevo. No sé cuantas veces la he visto ya, pero cada vez que me olvido un poco de ella, porque mi memoria es mala no porque no sea inolvidable, vuelvo a encontrarme, de frente y sin previo aviso, con Malena, más que con ella, me encuentro de nuevo con Renato, Renato Amoroso.

Nunca la olvide.
Me imagine entre sus brazos suaves y tiernos
como un dulce de durazno,
y me escurrí entre ellos.
Me fundí en su imagen,
y olvide todo cuanto había vivido,
todo, todo menos ella.
Yo, que la recorrí,
o ¿fue ella quien me anduvo?.
Quien me arrebato la infancia,
Y sin saberlo, sin siquiera sospecharlo
Me hizo quien soy.
Fui yo quien la inmortalizo,
en el silencio y en la paz bendita de su mirada,
en sus labios rojos que sólo imagine,
que nunca toque.

Creo fielmente en el poder de la mente. En el poder embriagador de los recuerdos y del pensamiento. Esos recuerdos dulces que nos atan, que nos emborrachan de felicidad. Y recuerdo, pero, a veces, como Renato, es mejor pedalear para olvidar, para ver si avanzamos un poco y llegamos a un lugar mejor, más parecido al paraíso mental que forjamos a base de recuerdos.
Comentarios
No la he visto, pero alguien me dijo que era muy buena. Ahora, leyéndote, me da más curiosidad...
Salu2
Saludos ;)
No olvidamos, siempre recordamos, pretendemos olvidar, pero siempre viaja con nosotros el recuerdo de lo que queremos, quisimos, vivimos.