Algunos piensan que la vida es maravillosa, y así lo es, muchas veces nos cegamos de problemas, y empeñamos la felicidad que vivimos a cambio de un poco de brillo artificial, no apreciamos los pequeños detalles de la vida, esos detalles que la hacen tan fascinante, es triste, que la cotidianidad nos aleje de de ese mundo de fantasías que todos llevamos dentro y que solo de niños expresamos a plenitud, pero con los años nos vamos mudando a la realidad, hasta que nos estancamos en ella y luego cuando queremos un momento de fantasía no recordamos el camino de vuelta a ese mundo, simplemente no encontramos la llave para regresar allí y vivir por un instante ese mundo de colores que abandonamos hace tanto tiempo ,y, que a veces extrañamos. Seria tan fácil, pero a la vez tan aburrido, quedarse toda la vida en la realidad, mucha gente lo hace, se encierran en sus problemas, gritan sus necesidades pero no escuchan lo que tienen. Esa es mi filosofía de la vida, estar donde te sientas mejor, ¿Por que no quedarme en mi mundo de fantasías? encerrarme largo rato ahí e imaginarme que soy especial, es algo que me resulta mas cómodo que caer en cuenta de la realidad.
La Leyenda del colibrí de Gastón Figueira (Uruguayo) Flor – una hermosa india de grandes ojos negros – amaba a un joven indio llamado Agil. Éste pertenecía a una tribu enemiga y, por tanto, sólo podían verse a escondidas. Al atardecer, cuando el sol en el horizonte arde como una inmensa ascua, los dos novios se reunían en un pequeño bosque, junto a un arroyo juguetón, que ponía un reflejo plateado en la penumbra verde. Los dos jóvenes podían verse sólo unos minutos, pues de lo contrario despertarían las sospechas de la tribu de Flor. Una amiga de ésta – una amiga fea, odiosa – descubrió un día el secreto de la joven y se apresuró a comunicárselo al jefe de la tribu. Y Flor no pudo ver más a Agil. La Luna, que conocía la pena del indio enamorado, le dijo una noche: - Ayer vi a Flor que lloraba amargamente, pues la quieren hacer casar con un indio de su tribu. Desesperada pedía a Tupá que le quitara la vida, que hiciera cualquier cosa con tal de librarla de aquella boda terrible. Tupá oy...
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me gustó esa frase