Mitad y mitad

Nunca guarda relación

Las dos mitades de una historia de amor. Una fue arrojada por la ventana, como si fuera indecente. La otra bajo integra encerrada en una maleta de cuero gris que combinaba armoniosamente con los zapatos de quien la llevaba, se subieron al automóvil, la dignidad intacta, nadie jamás se enteró de que rompieron los votos, de que gritaron, de que engañaron, de que mintieron e hirieron… hicieron sangrar un corazón, un higado y hasta un cerebro. La mitad que yacía sobre la grama, en la noche, mojándose con la regadora y con los comentarios malsanos de los espectadores, no fueron recogidos por la dueña, no, aun más desgarrador. Mientras las recogía quien no debía hacerlo, pero quien en fin de cuentas terminaba cosiendo los pedacitos que quedaban siempre regados, pensaba en lo irónica que era la vida, al recoger la tapa del libro que al salir volando por la ventana no puedo evitar separarse del resto del libro… el titulo, hace toda la noche graciosa: “Los hombres son de Marte y las mujeres son de Venus”.

Las lagrimas son sólo sal y agua que lavan el alma.

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