en serio mi mama es divertida
la mía

El sexto aro del polvo de mis sueños


Mi madre siempre fue una mujer divertida. A los 38 años decidió terminar la carrera universitaria que abandonó meses antes de nacer yo. Por esa razón conocí a Amila.

Amila era 18 años menor que mi madre, y estudiaba con ella. Una tarde, cuando yo contaba con 7 velas en el pastel, mi madre se apareció con Amila en mi casa, y con ese simple acto maldijo mi infancia y adolescencia.

Amila era joven y hermosa, con siete años no sabia porque me gustaba tanto verla, porque tenía tantas ganas de tocarla, de olerla. Poco tiempo después descubrí que sólo era lujuria y ganas de tirármela, porque a Amila solo de verla daban ganas de tirársela.

A veces mi madre no podía llevarme de vuelta a casa cuando me recogía al colegio, así que me llevaba con ella a la universidad, me llevaba a Amila.

Verla lejana en el salón de clases era lo peor, siempre tenía algún mosco sentado al lado, había uno en particular al que ella le coqueteaba, lo veía y se mordía los labios, me provocaba ahorcarlo y lanzar su cuerpo por el balcón.

Amila me miraba desde lejos haciéndome muecas con la cara, como evidenciando el hecho de que yo era un mocoso y que jamás iba a ser mía.

Un día su carro estaba averiado y le pidió el aventón a mi madre hasta su casa. Recuerdo que me pidió que me sentara en sus piernas, le dije que no, siempre trate de hacerle ver que era un hombre, pero ella sólo veía mi camisa llena de helado y mis metras en el bolsillo.

Ese día nos detuvimos en una exposición de automóviles que se estaba dando en la ciudad. Recuerdo sus jeans apretados montándose en aquel convertible rojo, su cabello largo y despeinado y sus senos pidiendo a gritos ser vistos a través de aquel infame escote. Me monté a su lado y puse mi mano en la palanca, ella puso su mano sobre la mía, me excite tanto que casi acabo allí mismo. Fue el mejor paseo de mi vida en convertible y ni siquiera encendimos el motor.

Mi madre se topó con una amiga, mientras yo me reventaba por ir al baño, así que Amila se ofreció acompañarme al baño, era lo peor que podía suceder si quería demostrarle que era un hombre, el hecho de que tuviera que entrar al baño de mujeres con ella y que ella tuviese que limpiarme la mierda, era sencillamente más pavoroso que un suicidio. Nunca pasó, le dije que nadie acompañaba a un hombre al baño y fui solo, escuchaba su risa al alejarme, era preferible su risa burlona que su cara llena de asco al limpiarme el culo.

Hubo un momento en el carro, camino a su casa, en el que se volteo para devolverme las metras que le había prestado antes, yo me levante para acercarme a ella, y me llegó su oleada fulminante… toda ella era fulminante. Toqué su cara y le dije: ¿Que es esto?, ella contestó: Eso es un piercing… igual que este (señalando su ceja), y este (ahora enseñándome la parte superior de su oreja), y este (sacando su lengua roja, húmeda y gruesa… ahí quedé tartamudo). Mi madre que conducía dijo: Ni de vaina te vayas a poner una cosa de esas!

La muy descarada de Amila, agregó: Ah! Y este otro, acto seguido se levantó la camisa y vi un aro brillante y tortuoso en su ombligo, después me dijo al oído: tengo otro por ahí pero no le digas a tu mami.

Pase noches imaginándome donde carajos estaría el sexto aro.

Mi madre miro Amila y le dijo: Aja! Muéstrale lo que tienes más abajo de ese piercing (refiriéndose al aro en su ombligo), Amila me miro picaramente y me dio material para mis posteriores sueños líquidos. En aquel entonces no estaba seguro de que clase de dibujo era, ahora si, eran dos hadas fornicando en una laguna.

Tres años después mi madre terminó su carrera y no volví a ver a Amila en siete años, cuando un día me la topé en un concierto al aire libre. Sabía que era ella, estaba seguro, eran sus nalgas detrás del mismo jean ajustado, y sus senos otra vez clamando ser vistos. Esta vez no tenía 7 años, está vez era un hombre, no un niño, me acerque por detrás y le dije: Entonces? Ahora si me puedes decir donde está el sexto aro?

Amila dio la vuelta, para mi sorpresa no parecía sorprendida, me dijo: sé que no hemos tirado porque no sabes donde está, ¿Quién eres?

Le dije: Andrés…

Su cara no se inmutó, así que proseguí y dije lo que no quería decir:

Soy el hijo de Andrea, Andrea Paredes.

Al decir eso su cara se iluminó y me dijo: Claro! Claro! Andreita! ¿Cómo está ella?, Andy como has crecido!

Pasó lo que no tenía que pasar, su instinto maternal se activó y recordó que sólo fui el carajito al que una vez casi le limpia la mierda.

Le dije: Amila, yo pregunté primero… donde está el sexto aro?

Su cara se volvió amarga como al principio y dijo: Bueno chamin, ya veo que has crecido bastante. Acto seguido empezó a marcharse.

La determinación no es una de mis debilidades así que la agarré por el brazo y le dije: Me vas a decir donde tienes el aro o quieres que lo averigüe por mi mismo?

Empecé a besarla, al principio se resistió, pero diez años no habían pasado en vano, la levanté y me la lleve a unos árboles que estaban algo alejados, la lleve al “matadero”.

No podía creerlo, en realidad estaba tocando sus senos, no solo eso, los besaba, los lamía, la manoseaba enteramente, a ella, Amila, a la que me cogí tantas veces solo en el baño de mi casa, ahora si la tenía sobre mis piernas, arañándome, mordiéndome los labios como la fiera lujuriosa que su caminar anticipaba. Ahí estaba yo, cogiéndome al polvo de mis sueños, a la amiga de mi mamá, a la que casi me limpia el culo… me estaba cogiendo a Amila… y PUFFF!

Sólo duro 30 jodidos segundos.

Amila se abrochó sus jeans legendarios, enjauló sus tetas de nuevo y me dijo: Eso me recuerda no cogerme carajitos.

Comentarios

Anónimo dijo…
"el q se acuesta con carajitos amanece cagado" jajaja q bueno está..
Katyca dijo…
Epale...

Buena historia!! lástima que la misma terminara tan crudamente cierta!!

Saludos!!!

Katyca
Anónimo dijo…
Tu mama es divertida????
Jejejeje. excelente relato canelita, te la comiste, pobre pana, los años de deseo lo traicionaron.....
ela dijo…
sip mi mama es divertida =)... igual que yo jejee
Anónimo dijo…
jajaja es asi, tu tanto que deseas una mujer, y el dia que te toca, no terminas de tocar la puerta la primera vez, cuando ya llegas.
ela dijo…
jejejejejejejeje como me da risa eso!

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