Todo lo escrito aquí es ficción
de verdad
lo juro
en serio
¿acaso no me crees?


Vicente el suicida


La noche que conocí a Vicente Herrera, creí ver un fantasma. Recuerdo que en la oscuridad una silueta sin dientes se balanceada de un lado a otro. El cuerpo se me erizó, pero hablaba con Clara Fernández por teléfono, y el asunto le deje a un lado de mi mente, sin siquiera mencionárselo a Clara, para no tentarla a convertirse en creyente y yo convertirme en espantada.

Les cuento de Vicente porque ya no existe. Y no estoy totalmente segura de que haya existido. Vicente tenía unos bigotes maltrechos que lo hacían lucir bastante estupido, gracias a su perspicacia esa característica nunca le fue muy evidente, hasta hoy cuando me entero de su muerte autoinducida. Recuerdo que una vez, en esos ataques de sinceridad inapropiada, le pregunte por que llevaba ese adefesio de pelos sobre los labios, a lo que respondió que prefería pasar por estupido que por avispado, y que ese adefesio le había hecho ganar la confianza de algunos, que creían que siendo estupido se es inofensivo.

Todavía no puedo creer la noticia de su muerte, y es que de un tiempo para acá, pensaba que Vicente era creación de mi mente, un personaje inventado que se aparecía de vez en cuando para darme una bofetada de claridad. Vicente se insertó un tiro en la sien. Lo atropelló un carro. Lo mordió un perro rabioso. Le dio sida tirando con una puta de las que se piden por teléfono. Se lanzó del octavo piso de un edificio. Y después, cuando nada de eso bastó para sacarlo a patadas del planeta tierra, se enamoro de Clara, quien termino de robarle el alma para comérsela sentada en la sala de su casa viendo el canal del Gourmet.

Comentarios

Anónimo dijo…
Que bizarro este cuento..!
ela dijo…
clarines won... no te acuerdas de vicente?

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