Dos finales

No pude evitarlo, la idea quedo revoloteando en mi cabeza…simplemente no me contuve a otro final, porque las letras me acechan y no me dejan dormir…a veces

- I -
Me tope con una negra de belleza amazónica. De sensualidad pasmosa y carácter de tigra. Su figura esbelta despedía un aire de fuerza y de coraje que inspiraba respeto solo de verla, solo de olerla. La negra majestuosa de pocas palabras pero fuerte mirada, ayudaba a su madre en la cocina de algún restaurant. A su paso, corazones vanos quedaban tendidos; propuestas indecentes; falsas promesas de matrimonio, y uno que otro loco que prometía el cielo. Los ojos de la negra eran un radar para detectar mentirosos, con una estampa como la que llevaba no podía darse el lujo de la ingenuidad.

Resignado a ser por siempre esclavo de su oscura piel y de sus ojos de mar, un triste mesonero se entrego como perro fiel a los pies de la negra. No busco sus senos redondos como melones, ni su cintura finita, ni sus muslos de chocolate. El mesonero enamorado se entrego primero antes de pedir nada a cambio y con eso le acaricio el alma antes que la piel.

A la negra indomable solo la tocó quien no la deseo con lujuria, la tocó solo quien la amó. Una propuesta simple y sencilla, una pregunta ingenua y humilde, un corazón sincero y enamorado, la llevaron de la mano a su casa, cuarto y cama.

- II -

Me tope con una negra de belleza amazónica. De sensualidad pasmosa y carácter de tigra. Su figura esbelta despedía un aire de fuerza y de coraje que inspiraba respeto solo de verla, solo de olerla. La negra majestuosa de pocas palabras pero fuerte mirada, ayudaba a su madre en la cocina de algún restaurant. A su paso, corazones quedaban tendidos; propuestas indecentes; promesas de matrimonio, y uno que otro loco que lo entregaba todo. Los ojos de la negra eran un radar para detectar mentirosos y lujuriosos, con una estampa como la que llevaba no podía darse el lujo de la ingenuidad.

Resignado a ser por siempre esclavo de su oscura piel y de sus ojos de mar, un triste mesonero se entrego como perro fiel a los pies de la negra. No busco sus senos redondos como melones, ni su cintura finita. El mesonero enamorado se entrego primero antes de pedir nada a cambio buscando acariciarle el alma antes que la piel. Pero a la negra ese tipo de caricias hace rato que no le producían ningún placer. Tantos hombres, de todos los tamaños, colores, razas, niveles sociales o culturales se habían desparramado completamente a sus pies, sin producir en ella siquiera un suspiro compasivo. Le aburrían esas miradas que parecían perderse en sus muslos de chocolate, encontraba simplones a los hombres que embelezados se desarmaban frente a ella, quien, cual dragón ancestral los fulminaba con un soplido. La tigra negra, como le decían en el pueblo, ya era una leyenda desechando hombres.

El mesonero, un día dispuesto a llevarse a la negra con él, y regalarle su apellido, entró desaforado en el depósito del restaurant, donde estaba la negra que no era de él. Por un momento lo invadió una rabia descomunal que amenazaba con arrasar con todo el restaurant, al ver a la negra que no era de él, tendida en el suelo saciada de placer, inmersa en un orgasmo fulminante, solo se calmó cuando la claridad le permitió reconocer al artífice de tal convulsión, y descubrir que la tigra no devoraba hombres, al contrario, a la tigra le gustaba ser presa de cazadoras, con tan buenos senos como los de ella.

Comentarios

Muy bello. Así es el amor...
cris dijo…
¡Que bien escribes canelita!¡Que fuerza narrativa! Enhorabuena.
nelsoncisneros dijo…
Guao canelita, te inspiraste.. :-D

El viaje a Margarita como que dio mucha frescura, te felicito por la buena narrativa que expusiste

Un abrazo

Nelson
Anónimo dijo…
ME ENCANTOOOO!!! JAJAJAAA ESA TIGRA ERA PRESA DE CAZADORAS!! QUE VIVA LA DIVERSIDAD SEXUAL...

UN BESAZO CON TODA MI DIVINIDAD!!
Protheus dijo…
Te releo y todavía me sorprendo. Felicidades.
Buttercup dijo…
Me quedo con la primera.

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