la mañana siguiente a una noche vana

El conjuro se cierra y la mañana llega, se cierra las cortinas que abrió la noche, el sol quema, el calor se acelera, de repente llegan a mi olores que traen consigo momentos pasados que arrasan consigo la paz artificial alcanzada con cierto somnífero, recuerdos que vilmente se apoderan de mí mañana, son los que el alcohol no logro borrar. Hundir las penas en sustancias etílicas no es una solución a largo plazo, en las mañanas reviven como un fénix. El recuerdo es ya lo único que queda de una vivencia pasada, las personas se van, las horas se van, los minutos, los buses se van, todo pasa solo el recuerdo queda, hasta que es asesinado por la mala memoria o por la persistentes ganas de mala memoria. Y es el recuero lo único que tortura, el recuerdo de lo que fue, de lo que debió ser, o de lo que nunca será. Lo que era felicidad bañada en cotidianidad en el pasado, en el presente puede ser tristeza reprimida. La clave es transformar el recuerdo en aprendizaje.

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